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¿Qué es la espondilitis anquilosante?

El dolor lumbar como un signo de alarma

2 de mayo de 2020

5 datos clave

1. La espondilitis anquilosante es mas frecuente en hombres jóvenes.

2. El dolor de columna baja o glúteo es su manifestación más frecuente.

3. La terapia física, estiramientos de columna y los AINE son la primera línea de tratamiento.

4. El gen HLA-B27 es un factor de riesgo importante para la espondilitis anquilosante.

5. La espondilitis anquilosante puede acompañarse de inflamación de los ojos (uveítis).

La espondilitis anquilosante hace parte de las espondiloartritis. Estas son enfermedades que causan inflamación en las articulaciones, sitios de unión de los tendones y en la columna.

La espondilitis anquilosante es la forma más grave de la enfermedad, ya que esta puede causar fusión de la columna vertebral y hacer que sea menos flexible. Esta no tiene cuera, pero si múltiples tratamientos efectivos que permiten tener control de la enfermedad y una buena calidad de vida.

Esta enfermedad afecta de forma más frecuente a los hombres y sus síntomas inician usualmente entre los 20 y 40 años.

En general, los primeros síntomas son dolor lumbar bajo, sobre todo en horas de la noche, que empeora con el reposo. Adicionalmente puede haber sensación de rigidez en la mañana o durante el reposo.

Por esto, toda persona menor de 45 años (sin importar si es hombre o mujer) con dolor en la parte baja de la espalda o en los glúteos de más de 3 meses de duración debe buscar una evaluación médica. Otros signos de alarma serian que este dolor lo despertara en horas de la noche, que mejore con la actividad física, que tenga una gran mejora con antiinflamatorios o si hay rigidez en horas de la mañana.

Al haber inflamación de los sitios donde se insertan los tendones a los huesos, puede existir dolor en el talón, codos, rodillas y pelvis. Ocasionalmente puede causar hinchazón de todo un dedo, pudiendo parecer una salchicha, conociéndose como dactilitis.

Una complicación relativamente frecuente es la inflamación en los ojos (uveítis) y se puede acompañar también de inflamación del intestino.

Se desconoce la causa de la espondilitis anquilosante, pero existen factores genéticos que aumentan el riesgo de sufrirla. Entre estos, el gen HLA-B27 se asocia con un mayor riesgo. Sin embargo, no todas las personas que tienen este gen desarrollan la enfermedad.

Cuando existe la sospecha de esta enfermedad, el personal de salud solicitará exámenes de sangre (incluidos de inflamación y el gen HLA-B27) además de rayos X o resonancias de la pelvis o columna vertebral. Al final, el criterio médico quedara a cargo del diagnóstico.

El tratamiento de la espondilitis anquilosante se basa en terapia y actividad física. Se recomiendan sobre todo aquellos que promuevan el estiramiento y la movilidad espinal. Se debe suspender el tabaquismo, este empeora los síntomas de la enfermedad y puede disminuir la efectividad de algunos de los tratamientos disponibles para esto.

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno, naproxeno o meloxicam, son los medicamentos de primera línea. En la dosis y duración correcta, estos ofrecen gran alivio en la mayoría de los pacientes.

En aquellos pacientes que no respondan a los AINE, o que no los puedan recibir, se pueden utilizar medicamentos como la sulfasalazina o el metotrexato. Estos son más útiles cuando hay inflamación en las articulaciones de las manos o las piernas.

Cuando las medidas anteriores no son suficientes para lograr el control de la enfermedad, o cuando el compromiso de columna no mejora con los AINE, se utilizan medicamentos biológicos como los bloqueadores del TNF alfa.