El sistema inmunológico se encarga de defender al cuerpo de gérmenes o invasores extraños, protegiéndonos de enfermedades e infecciones al tener capacidad de distinguir lo propio de lo extraño.

En las enfermedades autoinmunes este sistema de las defensas ataca por error las células sanas con una respuesta exagerada. Por este motivo puede afectar diferentes partes del organismo.

No se conocen las causas exactas de las enfermedades autoinmunes, pero estas tienen un componente hereditario importante y tienden a ser más frecuentes en las mujeres.

En muchas de estas enfermedades el componente de herencia no es suficiente para causar la enfermedad y se requieren factores del ambiente que desencadenan inflamación y pérdida de tolerancia a lo propio. Estos factores ambientales son variados y pueden ser desde infecciones a medicamentos, alimentos, vacunas, toxinas como el tabaco e incluso hábito higiénicos, hormonales o climáticos.

En algunas de estas enfermedades, como en las reumatológicas, los síntomas pueden ser similares entre las diferentes patologías, por lo cual en ocasiones puede ser difícil diferenciarlas. Además, pueden tener síntomas sutiles al inicio o incluso se puede padecer varias de estas. Por este motivo es fundamental la evaluación y seguimiento por profesionales con experiencia en este campo.

Usualmente las enfermedades autoinmunes no tienen cura, pero con la detección temprana, manejo adecuado y vigilancia de complicaciones se logra recuperar la salud y tener una vida plena.

Las personas con enfermedades autoinmunes pueden llevar vidas normales con acompañamiento del equipo de salud, estas patologías no tienen porque significar el abandono de planes futuros, el desarrollo pleno de un plan de vida e incluso tener embarazos y formar una familia.